Siempre me es difícil decir que pienso o siento cuando te tengo cerca, por eso elijo la mentira o el disimulo en esos momentos, para esconderme.
Quiero que sepas que he decidido olvidarme de ti. Que mi mente no recuerde nunca más nada tuyo. Tengo demasiadas ilusiones rotas como para seguir imaginando nuevas y solo recibir indiferencias.
Pienso en ti, te deseo y no estás. Siento ser una molestia en tu vida. No digas que no. No pienses ahora que no. Se que me quieres, pero tienes tu vida, y yo únicamente paso y estorbo; cualquier ciego puede verlo. Las razones se han juntado para decidir: serán estos los últimos días que nos hablaremos y pronto no sabrás de mi ni yo de ti. Voy a olvidar todo. Tus mensajes; tristes, dulces, alegres que maldición sólo sirvieron para crear falsas expectativas. Estoy cansada de desearte y encontrar siempre una respuesta fría y distante.
No quiero que mi mente imagine momentos que no van a existir; porque eres distinto, porque te imagino distinto; y cuando llega la realidad, ese momento, lo imaginado no sucede, y me siento mal. Peor aun, me siento desamparada, desprotegida demasiado olvidada.
No tienes la culpa, vives tu vida. Soy yo la molesta, quien llega a fastidiar, a pretender cosas que no debe. No se porque lo hago, será tal vez porqué siempre te desee y nunca te tuve; o será que no puedo explicarlo, como no puedo explicar mis sentimientos.
La otra vez, luego de verte sonreír con todos, me he dado cuenta que nunca te voy a tener. Que de nada sirve tenerte en mi mente, en mi corazón. Que no puedo evitar los celos de verte sonreír, de no sonreír conmigo. Entiendo, es mejor olvidar tu existencia, al fin, la distancia y las ocupaciones harán su trabajo. La memoria no es tan fuerte, el corazón no es tan tonto.
Si te olvido ya no sufriré, ni crearé ilusiones débiles en mi corazón, ni pensaré en ti como en un hombre. Así entonces, todo va ser mejor para ti y para mí. Para mí por las razones que te explico, para ti porque ya no tendrás esa piedrita en el zapato que te molesta.
Estamos acá, al final. No pienses que soy trágica o melodramática. Existe la necesidad de dar vuelta la página para poder seguir. No importa si el final es alegre como imaginé o triste como está sucediendo.
No hay nada más que decir.